Madre Isabel y el Decretum Laudis

La Madre Isabel conoce perfectamente el significado y la importancia del Decretum Laudis. Para ella, conseguirlo significa dar el reconocimiento oficial por parte de la Santa Sede a la obra naciente querida por Dios. Las múltiples oraciones, invocaciones, entregarse por completo al Señor están a punto de dar sus frutos. Dios la ama y la escucha dándole el carisma de fundadora.

Son numerosas las religiosas que desean formar parte de esta familia religiosa, son muchas las casas que se están abriendo en las diócesis adyacentes a la de Nápoles. Es la propia Isabel quien solicita el Decretum Laudis con una humilde carta llena de amor y gratitud a Dios por los dones recibidos:

Bendito Padre,

Humildemente postrada a los pies de Su Santidad y colocando los homenajes de veneración filial de todo el Instituto, la Superiora General de las Reparadoras del Sagrado Corazón, unida a su Consejo, explica que en esta pequeña Congregación de vírgenes piadosas (que tiene como finalidad ofreciendo un tributo de amor y reparación al Divino Corazón en unión con los Serafines del cielo, procurando la gloria de Dios y la salvación de las almas y del prójimo con obras de celo, y principalmente con la educación de las niñas) fue fundada en Nápoles en 1875 con la bendición y aliento de Su Eminencia Reverendísimo el Cardenal Sisto Riario Sforza.

El Señor bendijo el camino emprendido y se extiende a otras diócesis. Ahora, para dar una mayor unidad a las hermanas, para fortalecer todas las casas no solo con los lazos de la caridad, sino también con el de las Constituciones aprobadas por la Santa Sede, pedimos humildemente que Su Santidad se digne concedernos el decreto de consentimiento y también la aprobación de nuestro Instituto.

Este precioso favor, que nos instaura de modo especial en la Santa Iglesia, será para nosotras la más segura guia del desarrollo de nuestras obras para la gloria del Divino Corazón.

Tanto esperar sólo por gracia.

Al recibir la noticia del decreto de consentimiento, la Madre Isabel redactará una circular a todas las Superioras de las Casas de las Hermanas Reparadoras del Sagrado Corazón anunciando con inmensa alegría la esperada noticia del Decretum Laudis. A esta importante noticia añadirá que todas las hermanas que hayan hecho los votos simples de pobreza, castidad y obediencia durante más de cinco años deberán prepararse para celebrar los votos perpetuos o para estar definitivamente unidas a Dios.

Con el reconocimiento de la Santa Sede, Madre Isabel se sentirá más segura en sus elecciones porque ve venir la energía con el decreto de consentimiento que le permite intensificar esa intimidad y fidelidad del amor al divino Esposo, al Jesús crucificado que será traducido en una vida religiosa reparadora más intensa. Un ejemplo de esta alegría se puede encontrar en una carta a una de sus hermanas:

Firmeza, entereza y prontitud, ahora te sugiero, después de la resolución que has tomado, no sea que alguna vez faltes a tu palabra solemne dadas, si olvidas por un momento sólo el deber impuesto con los santos votos, entonces sí que destruyerías toda ansiedad y oración. Hija mía, constancia y pureza en su gran amor por su incomparable Amante …

Nuevamente a través de las circulares enviadas a las distintas comunidades, Isabel insistirá en abrazar las pequeñas cruces diarias y llevarlas con alegría, mirando siempre con fervor y celo la gloria de Dios, invitando continuamente a sus hermanas a responder algunas preguntas que les haga. :

Hija, ¿amas la Congregación?

¿Cómo le demuestras tu cariño?

¿Qué estás haciendo bien para servir a Dios en esta Congregación?

¡A todo esto, hija, espero tu respuesta!

Frases que nos orientan a los lectores hacia una clave profunda de lectura de la vida de la Madre Isabel y su búsqueda continua de Dios, un Dios al que debemos entregar todo nuestro ser. Esto es lo que nos pide la Madre Isabel, para liberarnos de los lazos terrenales que, inevitablemente, nos impiden abrazar la libertad de la cruz. Esa cruz que ella misma consideraba un elemento clave de la salvación.


Enlaces útiles

Vita Consecrata, Exhortación apostólica postsinodal del Santo Padre Juan Pablo II. Link